martes, 1 de marzo de 2011

“Lo que busco, lo que me interesa, es que los niños que
 llegan a mi sala aprendan mucho sobre la vida, sobre el
 afecto, sobre la seguridad, sobre la confianza…
Es sobre esas relaciones y vínculos afectivos sólidos sobre
las palabras dichas, repetidas, contadas, bailadas, y vueltas
a decir, sobre la multiplicidad de experiencias agradables,
que los niños construirán la lectura del universo que los rodea.
Y cuánto más rico sea este universo circundante que los niños
 leen, tanto mejor estarán preparados para la lectura de los
libros en el momento apropiado.
Estos niños no gatearon todos al mismo ritmo, ni hablaron
con claridad el mismo día, ni reconocieron el triángulo
amarillo el mismo mes.
Es por ello que concentro todos mis esfuerzos en lograr
que estos niños se sientan seguros, confiados, fuertes y
autónomos. Conceptos matemáticos, aptitudes psicomotoras,
técnicas de lecto-escritura, todo esto llegará a su debido tiempo.”

Fragmento adaptado de “Conjuro para los más pequeños”, Irene Vasco, Colombia.


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                    Si quieres educar bien a tu hijo.

PROTÉGELO, no lo cubras.

ABRÍGALO, no lo tapes.

AYÚDALO, no lo reemplaces.
ÁMALO, no lo idolatres.

ACOMPÁÑALO, no lo lleves.

INCORPÓRALO, no lo aísles.

MUÉSTRALE EL PELIGRO, no lo aterrorices.

ALIÉNTALO EN SUS ESPERANZAS, no lo desencantes.

NO LE EXIJAS SER EL MEJOR, pídele que sea bueno.

NO LE PRODIGUES AMOR, dale amor.

NO LO MANDES A ESTUDIAR, prepárale el clima de estudio.

NO LE FABRIQUES UN CASTILLO, vivan todos con naturalidad.

NO LE ENSEÑES A “SER”, ayúdalo para que sea “él” mismo.

NO LE DEDIQUES LA VIDA, vive la vida con él.

SALA VIOLETA – FEBRERO 2011.